BITCOIN PARA TODOS

Pablo Daniel Kiryluk
8 min readJul 25, 2017

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Su hijo está de viaje de egresados en Bariloche. Usted, desde su casa, lo llama al celu. Que “cómo andas?”, que “cuidate”, y todo eso. Luego de charlar un rato su hijo le pide un favor: se está por quedar sin crédito y le solicita que porfa le recargue el móvil. “Ok” -le contesta usted. Luego cuelga, va hasta el kiosco de la esquina y compra una tarjeta pre paga por AR$5000,00. Llega a su casa, raspa la tarjeta y lee el código. Lo vuelve a llamar a su hijo y le dice: “anotá”, y le pasa el código de recarga del celular. Su hijo en Bariloche anota el código en un papel, pero antes de usarlo, pasa por una panchería -tiene hambre- y se pide dos super panchos con panceta y una gaseosa. “Son $5000,00 pibe” -le dice el panchero a su hijo. Pero su hijo se da cuenta que no lleva plata encima, se olvidó la billetera en el hotel, y le ofrece al dueño de la panchería el papel con el código de recarga -que todavía no se usó- y que vale $5000,00. El panchero acepta.

Sin techo pidiendo ayuda dando la dirección de su monedero virtual

El ejemplo es válido para entender como funciona el bitcoin: códigos que van, vienen y se intercambian entre las personas. Los códigos no se pueden duplicar, sólo guardar para luego transferir, como un billete. Además, esta transferencia se hace de forma anónima, electrónica, rápida y a bajo costo. Desde un celular, una computadora o impreso en una hoja de papel que puede imprimir con la impresora de la oficina. Un código puede tener el valor de cientos de millones de dólares o de menos de un centavo de peso argentino. Un código es algo así: 1Fw4Blk6ye69wxoVP1QfUJVwnDhLXkXxvH. Pero usted, aunque lo vea, no sabe de quién es, ni tampoco puede usarlo, porque hay una parte del código que sólo lo tiene el dueño, que es lo que lo abre y lo transforma en valor viable ya que se transfiere entre monederos virtuales, que son como números de cuentas bancarias -también anónimas.

Billete con respaldo en oro

Bien, usted dirá, pero el código no tiene valor intrínseco, no vale nada en sí!. A lo que yo le responderé: tiene razón!, no tiene valor intrínseco. Pero bueno, aquí viene la mala noticia: ningún billete tiene valor intrínseco. Desde que se abandonó el patrón oro en los años 70, la moneda de curso legal no tiene respaldo. Es sólo papel. Es fe. Es promesa. Usted me puede contestar: “pero no… el dinero es respaldado por el gobierno!…” Bueno, se acuerda de la Argentina, año 2001, corralito, patacones, y todo eso? Bueno, disculpe. Que los gobiernos de pronto dejen de respaldar el dinero y estafen a su ciudadanos es mucho más usual de lo que creemos y sucede desde hace más de 4000 años. Antes, hace tiempo, el intercambio de valor se hacía con el oro. Por que con el oro? porque el oro es valioso? bueno, no, el oro no es valioso y tampoco tiene valor intrínseco. En realidad el oro no se usa porque es valioso sino que es valioso porque se usa. Tampoco es un metal muy útil, hay otros metales más útiles que el oro. Pero el oro se utilizaba como intercambio de valor porque por ser finito, como fichas de casino que no se pueden copiar. Entonces se acuñaban monedas que valían su peso en oro, o plata. Luego vinieron los bancos centrales de los países que guardaban el oro y emitían documentos -papel moneda- que equivalía al oro acumulado en las bóvedas bancarias. Y después, los gobiernos terminaron degradando aún más el sistema, quedándose con el oro y, a los simples ciudadanos nos dejaron papeles fotocopiados con la fotocopiadora que sólo los gobiernos pueden usar. Hay una famosa frase -no confirmada- que se atribuye a Mayer Amschel Bauer Rothschild que dice: “Controlemos el dinero del país y no nos preocupemos quién hace las leyes”.

Sigamos con el tema del bitcoin. El asunto se pone mejor, mucho mejor. Es digno de una novela. El bitcoin lo inventó un japonés, Satoshi Nakamoto, hacia fines del 2008. Lo hizo con un grupo de nerds de la criptografía y así creó esta moneda virtual. Fueron perfeccionando el tema y lo comenzaron a intercambiar. Primero entre ellos, luego medio en serio, medio jugando, uno logró comprar unas pizzas con unos bitcoins y así, la moneda, empezó a intercambiarse por cosas reales: pizzas.

Luego apareció este muchacho… escuchó hablar de él? No?, Bien, este tipo armó una página web tipo Mercado Libre pero para venta y compra de drogas. Pastillas, porros, hongos y eso. El sitio se llamaba Silk Road y el joven, Ross Ulbricht. Manejaba el tema desde una computadora portátil y se movía de lugar. Que desde un Starbucks, que sentado en una plaza pública con wi-fi, y así. Escurridizo el hombre. Los federales no podían encontrar donde se alojaban los datos, porque Ross, usaba una red Tor que borra el rastreo y hace a las páginas anónimas. Ross Ulbricht también usaba un seudónimo: Dread Pirate Roberts. Pero como se pagaba la droga en Silk Road?: con bitcoins. Así los compradores de droga empezaron a comprarle a los nerds los bitcoins que estaban produciendo en sus computadoras para poder comprar drogas. Así es como el bitcoin se fue valorizando y comenzó a intercambiarse en la economía real. Ya no era sólo un experimento entre criptógrafos informáticos sino que podías vender los bitcoins por dólares y con los dólares comprarte un auto.

Ross Ulbricht

Los federales los buscan varios meses a Ross, lo siguen, le infiltran la página con agentes que se hacen pasar por usuarios, le compran droga-y la venden para hacerse de unos dólares- (no es broma), hasta que un día lo enganchan a Ross en una biblioteca pública. Con la computadora portátil y con toda la evidencia en el disco duro. Ahí Ross caga la fruta. Esposas, patrullero y adentro. Pero fíjese que para este tiempo también se había comenzado a interesar en el tema la Reserva Federal de USA. La Fed. Le repito, La Fed. Se puso de pie? No. Dije la Fed. Para tener una idea de lo que son los muchachos de la Fed le comento que el Servicio Secreto de los Estados Unidos se creó para cuidar a los integrantes de la Fed. Luego, el servicio secreto comenzó también a cuidar a los presidentes de USA, pero primero, a los muchachos de la Fed. Bueno, no es para menos, los de la Fed son los que manejan la imprenta de los dólares. A los de la Fed no les gustó nada esto de los bitcoins porque les ponía en jaque el monopolio de la impresión de papel moneda. Así que por un lado le dieron perpetua a Ulbricht y por otro se pusieron a buscar a Nakamoto para cortarle los testículos.

Dorian Nakamoto

Don Nakamoto no aparece. Lo buscan y lo buscan pero muy escurridizo de Satoshi Nakamoto no aparece. Je!… sorpresa! “Satoshi Nakamoto” es un seudónimo y nadie sabe quién es, si es uno o si son varios. Todos los que hablaron y trabajaron con él, siempre lo hicieron a través de foros, internet o mensajes. Todo virtual. Pero cara a cara, nunca. En la búsqueda implacable un día le caen a un tal Dorian Satoshi Nakamoto, que vive en la costa oeste de USA con su madre de más de 90 años, lo visitan los Federales, luego la prensa, y curiosos. Dorian se salva raspando que lo pasen por la máquina anti-terrorista de picar carne de Guantánamo. Pero safa, no es él. El es otro Nakamoto, nada que ver. Igual se hace famoso.

Página web Silk Road

Así es que a Ulbritch le dan perpetua. Porque eso de vender drogas a través de la web, está mal, como robar o conducir borracho pero, hombre, meterte con la Fed? con los dueños de la imprenta de dolares? No, ahí se metió con los dueños del circo. Por otro el bitcoin ya se insertó en la economía real. Y está tan bien diseñado porque, a diferencia de cualquier otra moneda de intercambio, no está en manos de ningún gobierno, estado o país. Se maneja en forma privada y, es finito -no se puede aumentar su cantidad más que un número determinado.

Bueno, aquí viene el tema de como los gobiernos estafan a la gente con la moneda. Los argentinos no somos los primeros ni seremos los últimos en ser estafados por el gobierno de nuestro propio país con la moneda. La estafa es muy simple: cuando los gobiernos se encuentran en problemas imprimen mas billetes y, como el billete no tiene valor intrínseco, la moneda pierde valor real, se devalúa. Sucedió en muchas ocasiones y los rioplatenses somos víctimas experimentadas de estas defraudaciones. Es fácil entenderlo, imagine que usted organiza una red de trueque, y, para ello, imprime unos talones de trueque para que la gente lo utilice como documento de intercambio. Bien, usted, como administrador de la red de trueque, cuando tiene poca plata, se imprime para sí unos documentos de trueque y sale a comprar cosas. Así de fácil. Bueno, así actúan los gobiernos.

Inflación Polonia en los 90

Como contrapartida, el número de bitcoins es finito, su cantidad no podrá nunca exceder un número ya prefijado y es por eso que se vuelve tan preciado como resguardo de valor. O sea que se vuelve una moneda como nunca antes ha visto la humanidad. Es finita, no la manejan los gobiernos sino la gente, es anónima, se puede transferir entre teléfonos o computadoras de cualquier parte del mundo sin que se entere el organismo de recaudación o confiscación, no se devalúa y es tan segura como guardar una clave en un pedazo de papel y puede representar cien millones de dólares o diez centavos.

Bitcoin es la primera criptomoneda de uso masivo pero no la única, hay otras que se están gestando en distintos ámbitos y países. Todas gestionadas por grupos de personas y no gobiernos. Hay criptomonedas específicas para el juego on line, para la compra de películas hot, para la compra de hierba. Un mundo increíble, vea. Es un cambio histórico en la economía de la sociedad que tendrá repercusiones mucho más profundas de lo que en un principio se puede ver. Es como estar parado en el año 1450 y un tal Gutenberg que vive en la esquina esté trabajando en una locura llamada imprenta. Las criptomonedas vinieron para quedarse.

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Pablo Daniel Kiryluk
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