“Hombre de poca fe, por que dudaste?”
Días atrás vino un técnico amigo a mi negocio a comprar un motor eléctrico. Dos horas después volvió con el motor y dijo: “Daniel, este motor no sirve, porque gira en sentido anti horario, y yo necesito que gire en sentido horario. No es necesario que me devuelvas el dinero, pero este motor lamentablemente no me sirve.” Le pedí que me dejara el motor para hacer algunas averiguaciones. Consulté con el proveedor y un par de amigos. Ellos me comentaron que el motor, de tres cables, va conectado a un condensador de dos patas y, según que pata del condensador se alimente con corriente, el motor gira hacia un lado, o hacia el otro: el motor podía funcionar en ambos sentidos.
Contento, por haber solucionado el problema de mi cliente y amigo, le envío un wasap con las buenas nuevas. Al cual me responde: “Daniel, eso que te están diciendo, es imposible. Te lo digo con mucho respeto, conozco de electricidad, y es técnicamente imposible que suceda eso”. Como en mi negocio tenía el motor y también un condensador para hacer la prueba yo mismo, lo conecté, lo probé y, ante mis ojos, el motor giraba en un sentido o en el otro según como se lo conectara: podía usarse en los dos sentidos.
Estoy grabando un video para mostrarle a mi cliente como se podía hacer funcionar el motor, cuando éste se presenta al negocio. “Que suerte que viniste” -le dije, “estaba por mandarte un video con la solución del problema, vení que te muestro”. Lo acerqué a la mesa donde tenía conectado el motor y le muestro: “Ves?” -le digo “si lo conecto así… gira en un sentido… si lo conecto al revés gira en el otro sentido…” El mecánico mira el motor y me dice: “está girando las dos veces para el mismo lado…”. “No, fijate bien…” -le muestro otra vez. “Gira siempre para el mismo lado" -repite. Hago una marca con un fibrón en el eje del motor y lo conecto de una forma y el motor comienza a girar en sentido horario. “Como lo ves girar?” le pregunto. “Sentido horario” -me responde. Entonces anoto en un papel “SH” con el fibrón. Cambio la conexión en el condensador y le vuelvo a mostrar: “y ahora como lo ves girar?” -le pregunto. “Sentido anti horario” -me responde. Entonces anoto en el mismo papel “SAH”. Y le muestro el papel: “ves?.. puede girar en los dos sentidos, SA y SAH...” El mecánico me mira directo a los ojos y me dice: “No voy a discutir lo que veo… pero es imposible”.
Vemos lo que creemos. Y lo que no creemos, no lo podemos ver. El poder de la creencia es inmenso. La creencia, forma nuestra realidad. La creencia además, o mejor dicho, la no creencia, apuntalada con una pizca de orgullo, puede ser una de las barreras más sólidas a la expansión de nuestra conciencia. Quizás la falta de creencia sea nuestra única barrera para expandirnos al infinito. “Hombre de poca fe, por que dudaste?”